Por Juan Falú
La Ley Micaela establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación
En mi querida y otrora muy herida Tucumán asistimos a una nueva irrupción salvajemente antidemocrática de Ricardo Bussi, el legislador provincial hijo del genocida Antonio Domingo Bussi.
Este personaje, que imagino acunado como pichón de nazi y lacayo biológico e ideológico de su progenitor sentenciado por genocida, se despachó con estas increíbles manifestaciones:
Afirma no conocer “mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres»
Afirma que la Ley Micaela tiene un tinte feminista, y que el feminismo es una moda que apareció hace cuatro días.
Qué democracia tan generosa….la que permite una banca en un poder del estado a este personaje oscuro, acunado en las tinieblas de la perversión, en las trincheras del odio al pueblo, en la identificación con un modo de ser militar que traicionó el honor sanmartiniano.
El voto legitima su banca, pero la historia no lo habilita.
Usted, Ricardo Bussi, tiene una banca, pero jamás tendrá honor ante la historia y ante un pueblo que fuera sacrificado y que usted mata día a día con su silencio cómplice.
Y sobre el feminismo que tanto le molesta y dice desconocer, le puedo contar una cosa: las militantes torturadas y asesinadas por su padre, las que fueron madres y compañeras en cautiverio, las que se bancaron los peores horrores de los peores machos asesinos de la historia nacional, pusieron seguramente una semilla del feminismo. Sus luchas y sus muertes pintan de verde la memoria de esta patria.
Y, como diría Armando Tejada Gómez, si lo verde tuviera otro nombre, debería llamarse Patria, Justicia, Igualdad y Libertad.
Palabras que seguramente le suenan tan lejanas como el feminismo que lo trastorna.
Juan Falú